“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Las novillás de El Lugar:

Juan Colores se tiró al plaza y su hermano Antonio, pa que la gente no se riera de el, iba ca istante a sacarlo y él le contestaba:
* ¡Déame a mí, hombre!, esto lo entiendo yo
* Sí, claro. Eso lo llevas tú en la masa la sangre, le contestaba Antonio
La gente, después, pa burlesco, como sabian que Antonio estaba enritao le preguntaba: -¿ Tu Juanillo, cómo ha escapao?
- Mi Juan ha tomao la alternativa, sí, sí.

La becerra lo pilló, chiquillo, unos cabezazos, lo tiraba al suelo, tres o cuatro metros más allá, se levantaba y otro trompazo y ¡¡al suelo!!, y otra vez y hasta un borrico que hacia de picaor, con dos capachos de esos de molino, lo pisoteó… No tuvo bastante con los trompazos de la becerra…
Estaban segando más alla´del puerto de El Moral, los dos, y los que pasaban:
* Chiquillo, Juanillo, qué bien estuviste ayer.
Antonio que respondía:
* ¡Ay, me cago en la mare que sus ha parío!
En la taberna Gallito:
Juanillo, la 1ª vez que has toreao y hay que ver lo bien que has toreao, los quiebros y tó que le hacías.
En La Plaza, El Mellizo, siempre le decía algo y él retroniqueando decía:
-Voy a tener que meterle un puñetazo a alguno…

-Bueno, os fiasteis que ya al final no me trompaba la novilla… porque ella diría: esto será un marmolillo o algo parecío


Otra novillá de la que se escaparon tres, por la barrerilla de palos que había en la calle Camacha. (Algunos de los muchachos, huyendo, acabaron debajo de la cama de la casa de Antonio Pascua.) y otras tres quearon, en la plaza nueva, ancá Bastian Breva.
Bueno, había que sacarlas y que no se metieran en el cuerpo casa, que no hicieran estropicio.
Entró Garbancito, que era peón pá tó, con una soga ató la novilla por los cuernos y venía tirando de ella y otros detrás del rabo, tirando, frenándola.
Iba Garbancito con un trajecillo de aquellos que hacía la Mortera, su boinita nueva y mu pelao.
Al salir a la plaza la soltaron los de atrás, la becerra se lanzó, le metió una embestía, lo tiró, le pegó sus dos patás… y pá irse le pegó otra y se le cagó en encima.

Y es que los toros en El Lugar tenían más que ver que toas las corrías…¡¡ ande va a parar ¡!


De las que se escaparon una tiró pa El Burro, otra pá Los Penñoncillos..
Venia Juan. El Pelao., que venía de rebuscar, y le dijeron:
* Mira que hay una becerra, ¡ten cudiao.!
* ¡¡A mí una becerra me irá a comer.!! ( no sabía ná de aquello, pensaba que era una becerra corriente).
¡No lo pagó caro!: como tenía pocos cuernos, lo que hacía era tirarle bocaos. Le decíamos Juanillo métete en un surco, hazte el muerto y el:
-¡¡Estoy hecho!!, gesticulando con los brazos, y la becerra lo atacaba mas…

A la Pimentica, la mujer de Pedro el que hacía las figuritas de esparto, se subió en una higuera, la vaquilla al pie del tronco daba ¡ unos resopliós!, se desganó y calló encima de ella, se quebró un brazo y tó.

Las novillas acabaron matándolas a tiros la guardia civil

( A Juanillo lo traeron a Malaga y a los pocos días, aburrío, se vino al Lugar, porque decía que le ponían un plato llano y él no sabía comer ahí.. Siempre había comido en un plato jondo.)

Como eran plazas portátiles los niños- y no tan niños- se metían por debajo pa verle las piernas a las mujeres. Iban tos: niños, grandes, casaos…que hasta le vieron las piernas a su hija. Iba otro también mirando y acudió a una que los otros estaban diciendo: Iiia,
Iia ia, no ves ésta, porque tenía las piernas muy gordas. Se dio cuenta que eran de su madre y empezó a gritarle.
* Mumá mumá, tápate eso!!!! Tapate eso!!!

(“Los culé” de Barcelona viene de que el primitivo campo de futbol de allí tenía las gradas de madera. Iban muchos a ver los culos, los culés. Otra versión es que los que se sentaban en las últimas gradas les sobresalía el culo y se les via desde la calle.)

Luis Torremocha.

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