“LAS COSAS DE EL LUGAR”. La blasfemia

La blasfemia: ( “añadío”, a modo de prólogo):
Se cuenta que Sta Teresa “comprendía” a su carretero  cuando imprecaba a las mulillas perezosas para que avivaran el trote.

En el pueblo riojano de Haro ha habido, hasta no hace mucho, un letrero que rezaba: “Prohibido blasfemar menos en la Cuesta del Río.”

La integración de la  blasfemia en el habla cotidiana  acaba convirtiéndose en una exclamación, incluso en una interjección de expansión, liberación  anímica. Está desprovista  de cualquier intención de ofender. Por ejemplo:

Estaba Andres apareando su mula, era creyente y practicante, y cantaba
Cantemos a l’ Amor de los amores. Cantemos al Señor …”
- ¡muuula, que no se está quieta, ¡la hostia!
“. Dios está aquí. Venid adoradores adoremos
“-¡¡mírala, iiia dios,  no te vayas a estar quieta, ¡¡ -
a Cristo Redentor… Gloria a Cristo Jesus...
Y le pegaba con la soga del “cabreto.”
Y continuaba cantando: Cielos y Tierra bendecid al Señor...; sin la menor conciencia de pronunciar el nombre de Dios en vano y sí la desesperación porque la mula no se dejaba, obstinadamente, de “aparear”.

 O como aquel otro que, en una humá, arando, las moscas atraías por el suor,  le molestaban muchísimo y dándoles manotasos les decía una y otra vez: “ ¡ no su casarais!,”¡ no su casarais!..”

Sirva este texto como introducción para algunos de los relatos que aparecerán en este muro con algunas, para algunas sensibilidades, “blasfemias.”  Por ejemplo:

 Joseito Caliente

Le pilló por ahí la muerte de su madre, que se murió en el cuartillo  de las Mellizas. Y cuando vino, a los pocos días, le hizo el duelo en la esquina del Churrete. To la gente de la Plaza Nueva, de aquellos alreeores, escuchándolo:
“¡Ay, ay, mi mamá, mi mamá de mi alma! Me cago en dios. Tantos palos como mu ha pegao.”

Le daba la gente una hojilla de papel, una hojilla de almenaque, una hojilla cualquiera, cuando estaba alpistelao, -le gustaba mucho el vino-:
-Venga, nombra el gobierno nuevo.
Se ponía un sombrerillo negro que llevaba al revés y empezaba:
“El parlamento (con entonación) está lleno de zapateros y sastres…”
 Le tiraban los muchachos de la chaqueta y se paraba y decía:

 “¿A tí te gusta que te tiren del abrigo?; ¡ a que no!. Pues eso le pasa a él. Déjalo nene.” Continuaba: “El parlamento  (con entonación) está lleno de zapateros y sastres y en el último rincón está el tío Moni – que era un zapatero-, el ministro Pepe el de Goro, el ministro Caritaliebre, el ministro Arrastraubios, Polvareas, Sogaalcuello, Cararrubia, Chimeneas, Juan Quintana , Chorrohumo… y tos van a la calle atrás tó los días.”

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. UN CABO 1ª

Tenía Guiarro poca maldad. Demasiao buena persona. Descuidao. Se limpiaba los mocos en la bocamanga del uniforme. No tenía pañolillo, ni ná.
En un casamiento de una de las hias de Frasco Colores había una selección de cañitas. Pusieron vino en el refrigerio aquél, mucho vino… A la hora que dieron mu vamos, la ente empezó a salir, cuando ya no que daba nadie se puso él a juntar los culillos en una cañita de aquellas.
La mujer le daba voces por la calle…; ¡¡anda que mandaba mucho en su casa!!... To el mundo chusqueaba con él, hasta sus propios subordinaos.
Un día al salir de entanganar encontró a su hijo Pepito, gordete, en el último cajón de la noria que montaban en La Plaza y le dío:
* ¡Niño, bájate, vamos a comer!
* No, no. ( el hijo tampoco le hablaba en el papel de asistenta, como dicen en El Lugar)
* Bueno, ¡ahora verás mamá!

En la cinquina del viudo se metían en tres cuartillos tó el lugar. Un subordinao, el guardia Bartolo, que vivió en la Fuenteabao, le dío al cabo:
“ Esta noche vamos a ir al viudo, a darle un repaso a aquella gente.”
Él mismo iba antes y les decía que luego iba a venir con el cabo y haber si chusqueban
Entra el cabo:
-“¡¡ Bueno!! esto que es. Esto está prohibido. Que tal y cual.”
Entonces apagaban la luz, le quitaban el tricornio y se formaba un cebolleo enorme... y así acababa tó.


Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Paulino

La 1ª radio del Lugar fue la de Santana, más o menos en el año 35. La 2ª la de Palomo el de la Reonda y, ya después, la de Cristobal Silguero, que la ponían en el ayuntamiento y se escuchaban los discursos de Queipo de Llano.
Paulino Pitre y un amigo fueron a pelarse a Antequera. Paulino, al llegar a la barbería:
-Maestro, ¿tiene Vd. por ahí un periodiquillo?
-Sí, sí, claro: por ahí anda uno.
Lo cogió al revés, con las letras pabao y empezó a recitar: “Anoche a las diez horas y retransmitido por la emisora E. A. J. 9, radio Málaga, pronunció su acostumbrado discurso el Excmo. Sr. D. Gonzalo Queipo de Llano, jefe de los ejércitos del Sur.” Hasta aquí lo que se sabía de memoria, pero continuó:
“ Esto viene bueno. Ha habido bastante jaleo por esos frentes... y avanzan imparables los nuestros...”
El maestro, que se da cuenta de la posición del periódico, le dice:
-Pero me cago en diez, si tienes el periódico al revés, hombre.-
-Pero es que así yo lo entiendo mucho mejor, contestó Paulino.



Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. UN HOMBRE BRAGAO

Cuando se hizo el mataero, salio un edicto del ayuntamiento que prohibía que cada uno matara su guarro en su casa… y había que pagar algo.
Juan Hierro no había matado nunca y su hijo, con el que el estaba chocho, nunca había probado el jamón. Un día, en la comía de la era, iba jamón y lo comió el chavea:
* Upá,¿ esto que es, que está tan bueno?
* Amón, hío.
Le dio tanta pena que se propuso cebar uno. Compró un guarrillo al destete, con la yerba, los desperdicios y arrimándole algo consiguió engordarlo y lo mató en su casa: Pa que su niño comiera jamón.
El alcalde, Pepe Malaguita., que se entera y un día se hizo encontradizo y le dice
-Hombre, Juan. Yo te tengo por un hombre formal y esos derechillos hay que pagarlos…
- Bueno, ya los pagaremos…
Otro día que se ven solos en el Puerto del Moral y el alcalde:
* ¡¡Hombre toavía no has pagao!!
* Mira, Pepe. Yo no he pagao y le contó la historia de su niño, rematándolo con:
* ¡Y mu lo vamos a comer y ya está.!
* Entonces es por cojones
* Eso mismo que has dicho, por cojones. Pepe.
¡Arre mulo.!

Durante un tiempo se hacían unos trabajos para el pueblo, que se les llamaba prestación personal. Unos ponía las bestias, otros herramientas, otros sus brazos.
Fue convocado Juan Hierro y se presentó al alcalde.
-¿Pa qué soy citao yo?
-Tienes que ir a echar un dia en el carril de El Chorro.
- ¿Y quien paga por la noche?
- Nadie, si eso es una contribución de cá uno
- Ah, pó yo no voy a ningún trabao que no pagan.

Se hizo cazaor de pajarillos… tuvieron que decirle que su mujer era alérgica para destetarlo de los pajarillos. Tenía un pajarillo que era un buenísimo reclamo. Se fue un día a la fuente La Teja. Lo preparó, la jaula, algunas taramillas y se escondió… Y ná, que el pajarillo no cantaba. Fue a ver y se encontró una culebra dentro que se había tragaos el pajarillo y no podía salir de la jaula. Rabioso, cogió un navajón que llevaba y la hizo cachitos, así. (Señala la punta de un dedo.)

Transcripción: Luis Torremocha.