“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Clases particulares 2 y Despistes o la fuerza de los apodos ·

Clases particulares 2


Pepe El Carpintero estaba enseñándole –había estao en la escuela una temporailla- a su Frasquito los días de la semana, los meses del año y… Frasquito se iba de los meses a los días de la semana… y los liaba:
Enero, febrero, lunes… martes… mayo… abril
Y entones Pepe, mirándolo con guasa, le desía:
“Y la feria del Trabuco te la deas atrás.”


Despistes o la fuerza de los apodos 

Llega un forastero al Lugar y se encuentra a Pedro El Mono y le pregunta:
-Buen hombre, vengo pá hablar con D. Pedro Sánchez Mendes. ¿Lo conoce?
-No, no…no sé… ¿y el apodo?
Le disen “El Mono”
-Servidor de Vd.

Antonio El Lagarto trabajaba en Málaga y se vino con un camionero.
-Yo estao en la mili con uno de Casabermeja, se llamaba José Amores Muñoz. Vd. ¿lo conoce?
-No…no…yo…me suena, pero como no sea por los apodos
-Pues también tenía apodo. Lo llamaban El Lagarto
-Cucha, ¡¡ ese es mi Pepe!!

Juan El Lagarto ugaba al dómino con Alfonso y lo mareaba mucho: “yo estoy ugando solo”…le gastaba muchas bromas… se tenían mucho aprecio.
Se murió Alfonso y le desían:
-Me cago en la mar, Juan, cómo se murió Alfonsillo
-¡¡Me cago en la mar joía!!No mentármelo siquiera!

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Cristóbal el de La Morena y Pepe Plaza

Cristóbal el de La Morena


Vendió Cristóbal ½ fanega de tierra que tenía, cuando el estraperlo, pá echarse a estraperlista con el mulo y… cá ves que salía, lo pillaban…, y estaban cá ves má mal, má mal en la casa. La madre que no estaba mu al tanto de la cosa, desía:
“Oyes, disen las entes que con el chancleteo, -que era el estraperlo-, s´estan poniendo munchos ricos. En mi casa desde que mi Critobitas dispuso de echarse al chancleteo, mi casa patrlás, patrlás, patrlás…




Pepe Plaza


Pepe Plasa, con los años, le dio por la beatería.
Me acuerdo (Antonio) una noche en la Sinquina,- a lo meor Fernando el de la Cuchilla. Sí, Fernando. Iba toas las noches del Molino del Chileno a la Sinquina, a la de Antonio Cañá… ¡y lo que llevaba… perdía!... Nunca dijo “alto”…, pero una noche le tocó una sinquina:
“¡¡Alto!!. Me cago en dios y en la virgen puta,”
Y le desía Pepe Plasa:
“Oyes, no tienes bastante con cagarte en la Virgen; oyes, tiene que ser puta, ¡también!”

Crió unos guarrillos Pepe y fue a matárselos Clemente Villarrás. Tenía mosto Pepe Plasa y Clemente le tiró bien...Pelando un guarro se cortó una miilla:
-¿Cómo me las he arreglao yo pá cortarme? ¡Me cago en dios!
Y Pepe Plasa:
¡“No ves qué gracioso!; míralo,” ¡qué primor!
Pepe desía que había visto a Dios.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Peresonajes de El Lugar, Más sobre Joseito Caliente.

Llamaba “Primo, Primo” a tos los jóvenes y a los mayores “Tito, Tito.”
Una vez, él andaba por ahí, se queaba en cualquier sitio, le preguntaron:
-Joseito, anoche, ¿a ónde te queastes?
-En una finca que hay ahí en El Forestal, que ahora no m´acuerdo cómo le disen.
Empesaron a mentarle lagares:
-¿El Pañero?
-No.
-¿Chinchilla?
-Tampoco.
-¿El Doraor?
-Tampoco.
-¿Sería Pocopan?
-Ese sería…, porque la Tita me dío cuando llegué que no tenía ni pan.

Por cierto que de burlesco a Pocopan le llamaban La Tahona.
Vino de Madrid Salvaor el de Las Parras y le dieron:
-El primo Ramón s´ha echao una novia.
-¿De a onde?
-De la Tahona…jajaja.


Estaban hasiendo el poso de Colores. El posero estaba dentro y los demás hasiendo la bocamina y llegó la hora de la umá y el hombre, hasta que salió del poso, ya estaban tos fumando. Era de El Palo va y dise:
-No ves, vengo tarde. Primo, primo, estais echando má humo que la calera de los Diegares.
-¿Y eso?
-Pues un tonto que va por El Palo y pá peir un sigarro: “Primo, primo, dame un sigarrillo que eche má humo que la calera de los Diegares.”

En la Posá de Bastian Samarra se untaban unos cuantos chuscos. Al lao vivía un hombre que le desían Blanquilla, el padre de las Blanquillas que hemos conocío de la calle Llana. En la Posá de Pancho, al lao, vivía Chorrohumo y Concha, tenían tienda allí. Los chuscos le desían a Joseito- Caliente - era mu exacto pá esas cosas- tu te pones en medio de las dos casas y dises:
“¡Soy má hombre que Blanquilla y mucho má desente que Chorrohumo!”
Blanquilla no salía pero Chorrohumo, que era inocente, salía:
-¿Quién t’ ha dicho eso?
- Los niños del Pueblo… los niños del Pueblo.
Nunca desía quién lo habia mandao. Era una buenisima persona. Ni a los niños era escapás de haserle ná.

Un día venía por las cuatro esquinas con una carga de aseitunas y lo pisó el mulo:
“¡Arre,mulo, alsa la pata, qu’has pisao al primo!

¡Pobresillo!… a lo meor fue víctima de la guerra… como iba mucho andando al Sauseo, lo mismo atravesó la línea, le dieron el alto, no se paró, no hizo caso y lo mataron. También se dío que s’había ahogao en un paar…, lo má frecuente es lo otro.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”:Relatos de Critina 2 “Chascarrillos”

Anica La Perica y D. Ubaldo


Esto que voy a contar son de las cosas de la ente del Lugar, de aquellos tiempos, ya ves, tampoco estábamos…
Había una que le desían Anica La Perica…que estaba casá – tú no t’acordarás, ¡edad tienes!- con un ío de La Espartera, Manolo el de La Espartera… y la muer, pues tuvo una niña. -Ya ves, ¡ en El Materno no estaba!- ... y la niña nació mu chiquitilla, mu endeblilla. Se puso malilla. Estos esparterillos eran mu chiquitillos, angelitos.
Llamaron a D. Ubaldo que estaba allí. Y llega D. Ubaldo y dise:
-“Uui, la niña esta malita, mu débil, hay que ponerle penicilina, hay que ponerle penicilina.”
Y le dise la madre:
- ¡Ay!, D. Ubaldo, si yo tenía pensao ponerle Anica, por mi mamá.



D. Ubaldo y el hombre del Campo.


(A veses me se va la olla, ahora no me acuerdo lo que te iba a decir… espérate a ver si me acuerdo… ya m’acuerdo…)

Cuando estaba aquí D. Ubaldo. Tú te acuerdas…y hasta los maestros…los niños mu encontrábamos al maestro por la calle y le dábamos de lao porque mus daba vergüensa, (¡los mismo que ahora, que se emplean en ellos!...)
Bueno, vamos a lo nuestro.
Vino un hombre del Campo a la consulta de D. Ubaldo. Los probeticos venían má cortos que las mangas de un chaleco. Entra el probe con la gorrilla en la mano…
-¿Se puede?
D. Ubaldo mu buen médico pero mu seco. Dios lo haiga perdonao,..
Lo ve, le hase la reseta y se va el hombre a la botica. Era el tiempo que empesaron los supositorios. El hombre atienta, ve que aquello estaba blandillo, alargaillo… y como D. Ubaldo hablaba poco…, le daba mucho corae cuando le preguntaban, el probe s’estuvo mu callao..Otro hombre del Campo lo estaba esperando pá irse los dos en la bestia y le dise:
–Mira, voy a tener que entrar otra ves a hablar con D. Ubaldo. ¡Tu verás, ahora se enrita, pero tengo que entrar, porque, mira, m’ha mandao esto, que yo no sé lo que es…

(Ahora s’cortao esto en medio de la’stasion… Ah, no, me paresía que s’había cortao).

…Bueno, entró el hombre:
-Mire Ud. D. Ubaldo… que he tenío que venir porque esto no sé yo como me lo tengo que tomar.
-¡Eso te lo tienes que poner por el culo!!
El hombre no dío ni pío. Sale y el vesino que estaba esperandolo con la bestia en la puerta:
-¿Qué t’ha dicho?
-Esto es tirao… L’ he preguntao que cómo me lo tengo que tomar y m’ha dicho que me lo meta por el culo, y ¡ahora lo voy a tener que tirar!

(¡Pobretillo el hombre, tampoco había cursao las medesinas en la universidad de Salamanca!)



Bastian Gallito y Miguel Chiquetán


Fueron de fiesta, por ahí, a los Portales, o al Arroyo Coche, donde fueran. Se pusieron alegretes y se pusieron a cantar. Y Bastian Gallito dío:
“Aunque soy forasterito, no vengo en busca de amores, que m’he deao en mi casa el primor de los primores.”
Y estos chiquetanes , como son tan graciosos…la muer, Osefa La Mona; ya ves, una casa ente, y no hasía má que blanquear en la calle…
Y le dise Miguel El Chiquetán:
-No será pá poner piesas-. (Porque llevaba unas piesas puestas en el culo, qu’ antes cuando se rompía, ponían piesas…y había quien las cosía mu bien y otras…y las piesas de Bastián paresían la capaura una guarra.
-State callaito., state callaito, le contestó Bastian.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”:Personajes de El Lugar: Juan Pintamonas

Estaba de manijero con Pedro Pascua…un día de esos nublaos, que ni llueve ni ná, pero como estaba sordo del tó, los sobrinos, mirando al cielo, le desían:
-Suena, suena bien…(la tormenta)
-Si queréis muchacho mus vamos
-Sí, si… que esto... que se funde el mundo en agua.

Un día iba con el mulo y vió una comadrea que se metió en el borde de la era y conforme iban los otros acercándose a la era:
“Chiquillos, no arrimarse ahí, que s´ ha metío una madreviea…eso es mu malo.., ¡como un mulo de grande!…”

A Frasquito Vera se la aventaba la mula…tenía que andar medio mundo buscándola. Cayó una tormentilla y la mula hiso lo mismo: se escapó. Era, allí, por Las Minas, y pasó por cerca de unas tres cuartilla que Juan Pintamonas tenía, a la vera de la era del Mirro. Vió Pintamonas venir a Frasquito Vera y le dío:
-Frasquillo, por lo mío no, por ahí, má abao, ha pasao. Allí van los rastros, pero Frasquito siguió pá lante. Es que había llovido y la mula había tronchao trigo y no quería que pasara.
A los má o menos días:
-Mira que te díe..., pues pasates por el rastro de la mula…¡no m´has hecho daño ni ná..!., con esos pies como cuartillas que tienes… ¡ná má que no m´has doblao trigo!

Eran primos y se gastaban bromas. Le desía Juan Pintamonas:
-Primo, t´acuerdas que sembrastes la media de garbanzos y no cogistes ni uno…ni uno: ja,ja,ja...¡Y yo doce costales de habas de la mía!.

Frasco un día estaba en la loma del Encebro, estaba contando:
-Mira, primo, yo de muchacho yo estaba con las yeguas del Encebro, de ayuante del yegüero y una noche –estábamos de noche por ahí,- chiquillo, s´empareó una tormenta. Mira, mus íbamos ahogar, mira que llovía: ¡ truenos, relámpagos…!
Pintamonas:
-Qué buena ocasión pá que t´hubieras quedao allí.
…”Mira, lo que no caería que apareció el amo en un caballo y me subió en él. Saltó una cañá, el caballo pegó un salto grande..., menos má que no me caí.”
-Qué otra ocasión pá que t´hubieras quedao allí.

Asinto cuando ya estaba mu enfermo, que se iba a morir, al sordo Pintamonas, -que le daba mucho susto de los muertos-. Vivían allí, a la vera del simenterio.- Asinto le desía a Pintamonas:
-Cuando yo me muera, vengo una noche, cuando estés dormío, te agarro de una pata y te llevo al simenterio
-No, Asintillo, no ío, no hagas eso.
Cuando se murió, la entes lo sabían, se lo mentaban, le desían:
-¡Juan, pobretillo Asinto, cómo se murió!
-¡Sí, sí, ío, mu bien… mu bien!; pero ¡ no me lo mientes, hombre! ¡¡ No me lo mientes!!

Transcripción: Luis Torremocha