“LAS COSAS DE EL LUGAR”: BASTIAN EL PEPITÁN

Antoñico el Herraor venía de Málaga ca ves má gordo. Los primeros días de las vacasiones lo pasaba mu mal, porque por donde iba: “¡Iiia, iiia!, Antoñico, qué culo”. (El, pasado el tiempo, lo recordaba complaciente).
Bueno, pues Bastián desía:
“Dise su ente que con el muchacho ese no saben qu’haser pá que no engorde… que lo manden a mi casa y a la semana está como los gatos de..., vamos que baa la calle agarrao a la paré…, seguro que perdía quilos.

También se contaba que tan poco acostumbraos estaban a tomar huevos,- porque los de sus gallinas lo vendían pá comprar el pan-, que un día que estaba uno de los chaveas malillo le dieron uno cosío, duro y
-Papá, ¿el hueso se l’echo al perro?..Enseñándole la yema.
Y que la olla diaria tenía tan pocos garbansos que había que quitarse la chaqueta y tirase de cabeza pá coer uno.

Había mucha ente pidiendo y Bastián había venío del campo, s`había moao y, como no tenía ropilla pá cambiarse, se quitó la ropa moá y se puso un vestío de la muer. Se sentó a la candelilla, en la chimenea, que se vía desde la puerta, el hombre allí, estaba allí calentándose…llegó uno pidiendo que era mu porfiao:
-Perdona, hermano, aunque sea un coscurrillo de pan… déme Vd. algo., déme Vd. algo Y venga, y venga…
-El ama no está...
Bastián no desía ná má:
- el ama no está… que el ama no está…
Pero el hombre como lo vió con el vestío:
-No me diga que el ama no está, que la estoy viendo yo, que no me quiera dar ná, eso ya es otra cosa.
-Oyes, ¿¡qué el ama está?!-,
Se levantó el vestío:
¡¡ Entonces soy el amo o el ama!!

Transcripción: Luis Torremocha

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