“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Más sobre Oseito Teneandes

Tenía un borrico negro, de pelo brillante, que desía que era mestiso en caballo. Cuando pasaba delante de la casa de Manuela Pascua, subío, se ponía tiesesete… arreaba el borrico…Andaba, enamorao… detrás de Manuela Pascua: “que iba a comprar un mulo, -él daba por seguro que se casaba con ella-, que le iba a poner unas herrauras especiales…”
Pascua, el vieo, dormía en la habitación que daba a la calle. Un día se metió un gato en un caño qu’había debao de la habitación y no podía salir y tó la noche maullando: miau, miau, miau… y Pascua el vieo no podía dormir… Oseito metió la mano en el caño y ¡¡no hiso ná el gato con la mano!!
Huertas le desía:
-Vamos a ver, Oseito, ¿cómo se quitan las almendras de noche pá que no se escuche el ruido ni ná?
-Hombre, eso no lo voy yo a desir aquí, ahora...,
A última hora lo desía:
-Eso se lleva uno frontil (lo que de esparto se le ponía en la frente a los bueyes), se pone en la rama del almendro, se tira d’ él con una maa de maar esparto y como esto no suena caen las almendras…
Hubo un sargento de la Benemérita, que era del Pueblesillo, que dispuso de haser una lista con tós los rateros del campo y Osetio las leía: Primero se pasa lista de tós los que quitan grano. Desía el nombre uno por uno. Después de los que quitan paa. Venga, uno por uno y se metía él…

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: De Cristina: Antoñico Villarral y sus sobrinos

Antoñico Villarral (q.e.p.d.) ( También lo encontró la “Rebuscaora”, como él llamaba a la muerte) … cuando de muchacho escuchaba la machacandera… ¡no había hambres! Vivían en el Callejón Largo, en la casa que hase esquina, con su padre, su madre y su hermana Josefita, que era guapísima y tenía dos mellisos, uno moreno , los oos rojillos y otro rubio, que le preguntaban a la abuela:
-¿Abuela, hoy que vamos a comer?
-Hoy, ios, yo no sé lo que vamos a comer
-Bueno, abuela, si no hay ná que comer, comemos pan y sartén: la abuela le echaba unas gotillas de aceiten en la sartén y ellos moaban.. El menú tampoco venía… ¡qué hambres se pasaron!!
Antoñico, muchachillo, se sentaba en la ventana sin rea, con los piesesillos pá fuera y si pasaba alguien: “Hoy me tiro, que me tiro, ya no paso má hambre.”
S’estaba callao, sentía otra ves pasos de allí, del Pinchonete: “Ya no paso de hoy, que me tiro…, que no paso má hambre.”
Ya má grande s’iba a La Plaza, sperando qu’alguno le diera: “vente a trabaar conmigo.” S’aburría, el probe, y le dío a otro: “si avisan y hase falta alguno má me llamas.”
Van y pegan, de noche en la puerta. La madre:
-¿quién es?
-Mira, dile a tu Antonio que esté trempano, allí, en La Plaza, que vamos a trabaar.
La madre:
-Antonio qu’han venío a avisarte
-¿Y de comía?
-En el caón hay pan y una miilla morsilla.
Cogió el pan a tientas- ya ves tú, el alumbrao tampoco sería el que hay este año en calle Larios- y otra cosa… Cuando llegaron al tao pá comer saca el pan y la machacandera.
Es que era Corín y era mu grasioso… El entremés que llevaba tampoco era jamón de jabuco

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: De Cristina: Savaor El Lagarto y Los misioneros:

… le daban de comer…ná, platos de agua caliente. Los misioneros, sí, se comían en el cortío tó el lomo, tó lo bueno de los guarros que mataban y estaba allí El Lagarto, Salvaor, el padre de los Lagartos, muchachillo, guardando las vacas. Le desían los misioneros:
-Venga que te vamos a enseñar a resar. – el angelito si se enseñaba a resar se tomaba el café con ellos, s’ hartaba de comer.
L’enseñaron el Padrenuestro…y “ahora vamos a empesar con el Credo: Creo en Dios Padre Todopoderoso”.
-Tu dises lo mismo que nosotros. Y Salvaor: “Creo en Dios Padre Torovaleroso. Como los toros tós tenían nombre, había uno que se llamaba “Valeroso.”

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: De Cristina: El bicholargo

Uno que había aquí en El Lugar, que vino de Riogordo, que le pusieron “El Hombresillo,” también “El Gigante,” porque no era mu grande. Puso una tiendesilla en el calleón del “Hombresillo.” Tenía una camionetilla. Le sacaron una coplilla:
El Gigante , el Hombresillo,
S’ha comprao un camioneta
Que le cabe en el bolsillo.

Venían recién casaos y tuvieron los íos aquí. Una de las veses que la muer se queó embarazada, - como no tenía a la madre ni nadie,- se lo desía tó a Bastianica La Cuella: “mire, me pasa esto, lo otro, mi niño está malito…” Y ella la sacaba d’apuros.
Un día tuvo uno, un niño, después otro. Y el niño, se dio ella cuenta, era chiquito, que tenía la lenguensilla verde. Cuando fue por los mandaos:
- “ Mire , Bastianica, tiene mi niño la lenguesilla verde
- Bastianica:
- Eso no es ná. A lo meor es que tú le has dao algo… sin querer darle importancia.
- No, si yo no le doy ná má qu’el pecho.
Como antes se desía que los bichos…, Bastianica:
-Mañana pones un poquito d’afrecho desde las escaleras hasta el cuarto... ¡Vaya que sea un bichillo u algo!
A la otra mañana, cuando dispertó, estaba un surco de un bicho largo. Había subío a la cama, le metió el opo al niño y el bicho se colgó a la teta. El niño tenía la lengua verde y era de chupar el opo de la culebra.

Transcripción: Luis Torremocha